con una
bicicleta estática
hasta la
República Dominicana
y
Casablanca
pedaleando
desde Valladolid.
Solo tú
podrías deshacer un triste pueblo de Castilla,
llevarte
la parte entrañable de su esencia
y
construir un apellido ibérico
en las
difíciles, fértiles y periféricas circunstancias del Caribe
desde el
epicentro tardío del siglo veinte.
Castellano,
pobre y valiente en Puerto Rico.
Solo tú
entre los abuelos del mundo
recorrió
continentes,
sufrió
guerras,
soportó con
dignidad
y de cerca
a esa
muerte cruel
que no
era la suya,
y se
agachó en levantamientos
a lo
largo y ancho del planeta
para
levantarse después
y regalarnos
la única oportunidad de la vida.
¡Gracias
por tu valor!
Solo tú
decidiste cuándo y a quién,
cómo y
en qué situación
relatar
los pocos episodios
con los
que nos permites ir entendiendo
en
tiempos menos drásticos
la
complejidad mágica
de ese
puzle difícil
que os
tocó a ti y a la abuela
ir
completando
con las
piezas
de esa
vida que cuidasteis
a pesar
de dictadores y golpes de estado
en los
rincones difíciles de un mundo
cuya
sociedad
no
mereció
vuestra
integridad.
Tu
silencio, abuelo.
Las
palabras de la abuela.
Vuestro
Amor.
¡Valiente!
Solo tú
podrías llegar
con una
bicicleta estática
hasta la
República Dominicana de mediados del siglo veinte
y recorrer
la inmensa y eterna Casablanca del fin del milenio
pedaleando
desde el vacío existencial de la Valladolid ultra-presente.
Solo tú,
solo tú
entre los abuelos del mundo.
Gigante
valiente.
mi
último héroe…
mi Abuelo.